Siempre que se habla de humedales se cae en el tópico de pensar en grandes humedales como Doñana y en lo que representa para la biodiversidad, en especial para las aves acuáticas. Sin embargo los humedales son mucho más que eso y nos ofrecen servicios tan fundamentales como el agua que bebemos o el control natural de las inundaciones.
El 6,4 por ciento de la superficie de nuestro planeta son humedales. Una superficie que supone más que todo el continente europeo y un ecosistema esencial para la vida humana en tanto que permite la recarga de los acuíferos con agua de calidad que se filtra al subsuelo a través de ellos. Los humedales actúan en este sentido como los riñones del planeta. “Hay que tener en cuenta que los humedales están entre los ecosistemas más productivos del mundo”, explica Tony Herrera, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, que explica que “los humedales andaluces ejercen funciones que ofrecen servicios de abastecimiento directo como el agua que bebemos, pero también el propio agua que albergan sirve para usos humanos como pesca, biodiversidad específica asociada, medicinas naturales, producción de sal entre otros. También servicios de regulación -aquellos que obtenemos de forma indirecta-, como retención de CO2 contribuyendo a paliar los efectos del cambio climático, regulación de avenidas, recarga de acuíferos, retención de sedimentos… Y también, finalmente, servicios de ámbito cultural -intangibles o no materiales-, como la educación ambiental, actividades recreativas o de ocio, identidad cultural, disfrute espiritual, etc”.
Pero los humedales no siempre han sido contemplados con esta importancia. De hecho, en la década de 1960 desecar humedales era sinónimo de progreso. Con la eliminación de humedales se creía que se recuperaban tierras baldías para la agricultura o para la construcción. Así, durante décadas se han perdido muchos humedales vitales para la biodiversidad y para la calidad de vida. Un ejemplo de esta mentalidad ha sido la Laguna de Los Tollos, ubicada entre Jeréz de la Frontera y la localidad sevillana de El Cuervo. Esta laguna, considerada como la tercera en importancia de las existentes en la actualidad en Andalucía por su extensión y biodiversidad, ha sido el motivo de casi 30 años de lucha ecologista por salvarla tras ser víctima de una explotación minera desde 1976 hasta 1997. Tras una ardua campaña llevada a cabo por los ecologistas y varios colectivos ciudadanos, el pasado verano se iniciaron los trabajos de restauración de esta laguna, como explica José Trujillo Martínez, coordinador Ecologistas en Acción Jerez.
Andalucía es rica en humedales. Es la comunidad autónoma con más superficie y número de humedales protegidos de toda España. El trabajo iniciado en 2002 con el Plan Andaluz de Humedales ha permitido hacer un inventario de humedales de Andalucía que sigue creciendo desde su aprobación en el año 2004 catalogando nuevos humedales que tienen algún valora natural de interés. En paralelo, se han desarrollado programas para la conservación de especies amenazadas en los humedales como la espátula, la cerceta padilla, la fecha moruna o varias especies de anfibios, peces e invertebrados.
El inventario ha permitido proteger a los humedales más desprotegidos: las charcas. “Las pequeñas lagunas y charcas temporales, que suelen pasar más desapercibidas, son vitales también para muchas especies de anfibios que además de no reproducirse en los grandes humedales, necesitas¡n estas manchas de agua temporales para lograr la conectividad entre sus poblaciones”, explica Tony Herrera.
Sin embargo, ni siquiera se libra de las amenazas el más emblemático y mediático de los humedales andaluces, Doñana. Si los intereses económicos que amenazaron Doñana en los años 60 se referían a la explotación maderera y a los intereses urbanísticos, en la actualidad algunas de las amenazas que se ciernen sobre Doñana son las petroleras como Gas Natural-Fenosa y su pretensión de hacer un almacén subterráneo de gas en el espacio natural; así como un sector de la agricultura, que debiera ser la aliada natural de la conservación, pero que también ha puesto en un brete a Doñana con miles de pozos ilegales que están esquilmando el acuífero.
Puedes leer este y otros reportajes de análisis ecológico en mi blog de El Correo de Andalucía: