El otoño tiñe de cobre en el Valle del Genal. Los castaños ofrecen al visitante que acude a estas tierras serranas de Málaga un paisaje idílico en el que la hoja caduca del castaño siembra un manto en el terreno que ha permitido el despegue de actividades relacionadas con el turismo de naturaleza, como sucede en tantos otros espacios naturales de Andalucía. Los senderistas llegan por decenas cada fin de semana a recorrer este valle en lo que han bautizado como ‘La primavera del cobre’. “Los castañares de Pujara e Igualeja son los más visitados por los turistas y senderistas procedentes besicamente de Malaga, Sevilla y Cádiz”, explica Rafael Flores, guía de naturaleza de la empresa RF Nature. “Estos lugares han ganado mucho auge en lo que respecta al turismo rural gracias a los paisajes, la gastronomía, las fiestas y la amplia red de senderos”, apostilla.
Sin embargo, en el corazón del Valle, en Pujerra, un pequeño municipio al que se llega tras recorrer kilómetros de sinuosas carreteras que sortean parte de la Sierra de Ronda, no se vive del turismo. Aquí, como en los otros 14 pueblos que componen el Valle del Genal, el producto estrella es la castaña. Más de 5 millones de kilos de castañas se producen anualmente en este valle y se comercializa el cien por cien de la producción. “El 90 por ciento de los recursos económicos del Valle son las castañas”, explica Francisco Cerbán, de la Cooperativa de Castañas Valle del Genal. Esta cooperativa de segundo grado agrupa a las empresas productoras de castañas de Pujara y Jubrique y nació de la necesidad de agrupar la oferta para competir mejor en los mercados al abaratar los costes de transformación. “Como las castañas del Valle del Genal son de muy buena calidad, están muy demandadas”, explica. Pero no es sólo una cuestión de calidad, también de llegar los primeros al mercado, ya que la producción de castañas de estos pueblos son las más tempranas de Europa. “Si alguien come castañas en octubre puede estar casi seguro de que han crecido aquí”, recalca Cerbán.
La importancia del castañas no es sólo económica, sino que también tiene mucho que ver con el medio ambiente. El hecho de que en el Valle del Genal los incendios sean casi inexistentes aunque haya durante meses un lecho de hojarasca tiene que ver con el mimo y el respeto que la población le da al bosque. “Este bosque es productivo y nos da de comer a muchas familias, por eso forma parte de nuestra vida y lo cuidamos; si no fuese productivo es posible que estuviese semiabandonado y su cuidado tendría más que ver con el altruismo que con un interés real”, asegura el representante de la cooperativa de castañas Valle del Genal.
CLAVES PARA CONSERVAR CASTAÑAS
Aunque las del Valle del Genal están en los mercados desde primeros de octubre, las castañas pueden consumirse durante todo el año si se atiende a ciertos criterios de conservación natural, sin aditivos, tal y como se conservaban por los antiguos.
Es esencial para conservar castañas que estas estén guardadas en un lugar seco y aireado. Antiguamente se guardaban enterradas en recipientes con arena en las alacenas de las casas. Si se van a consumir en un tiempo razonable, para prolongar su conservación se pueden utilizar recipientes de barro, pero nunca en plástico, donde se impide la transpiración totalmente.
Sin embargo, los avances actuales permiten conservar también las castañas al vacío o congeladas. En ambos casos es imprescindible quitarles la piel exterior, algo que puede hacerse escaldándolas para poder retirar la cascara sin problemas. Para conservarlas en un recipiente al vacío hay que cocerlas sin piel durante media hora y cubrir con ese agua de cocción las castañas en el recipiente que debe ser, preferiblemente de cristal con cierre hermético. Para conservarlas congeladas no hay que cocerlas, pero sí es recomendable que cuando se vayan a consumir se rehilaren manteniéndolas sumergidas en agua antes de su consumo.