Todo empezó con una carta escrita a espaldas de gran parte de sus socios, en la que la patronal andaluza del agua (ASA) le pedía a la Consejería de Industria de la Junta de Andalucía que les permitiese cobrar el agua a las empresas y autónomos que han tenido que cerrar sus puertas por el COVID-19 sin necesidad de leer sus contadores de agua para determinar la cantidad real consumida, recurriendo a un extremo que sólo es posible cuando es imposible acceder a los contadores: el cálculo del consumo estimado.
La trampa era evidente. ASA evitaba decir que la casi totalidad de las empresas tienen los contadores en fachada, por tanto accesibles, y se escudaba en una mentira a medias: la imposibilidad de acceder a ellos. Por si fuera poco argumentaba cuestiones e seguridad para los trabajadores que hacen esas lecturas.
Lo que había detrás de esa carta era algo más siniestro: la consideración del agua como negocio y no como derecho humano. Las multinacionales del agua, que controlan de facto esta patronal (que trata de legitimarse diciendo que también pertenecen a ella las empresas públicas de agua), temen que el cierre de negocios les deje sin poder cobrar a sus actuales clientes, así que se han apresurado a intentar hacer caja antes de que algunos empresarios/as echen el cierre definitivo. Cobrar mediante la estimación del consumo tiene dos perversiones: Una, que se cobraría por consumos no reales, porque como admiten incluso en esa carta de ASA, habría consumos «inexistentes». Cualquier estimación sería superior a lo que han consumido por pequeña que fuese. Es evidente. Los negocios cerrados han dejado también de abrir el grifo. Lo que nos lleva a la segunda de estas perversiones propuestas: Los consumos estimados se regularizan en las siguientes facturas cuando se haga una lectura del contador, por supuesto, pero ¿qué pasa si el negocio después de este parón no tiene músculo económico para volver a abrir, como parecen apuntar muchas de las previsiones económicas? Que lo cobrado de más nunca sería devuelto. El negocio está servido: se cobra por adelantado y después ya veremos si se devuelve algo.
La carta que ASA esperaba que nunca se hiciera pública.
Pero la trampa de la patronal del agua no acababa ahí. Olvidan decir que el servicio de agua urbana se decreto dese el principio de la crisis como un servicio esencial. No pueden dejar de prestarlo. Eso no hace gracia a las multinacionales privadas, que ya han intentado siempre escaquearse de dar el servicio que cobran, como ya sucedió con la campaña de confusión de Aqualia con los contadores de agua. Los servicios auxiliares de las empresas que controlan las multinacionales del agua las llevan a cabo (y las cobran) empresas de su grupo empresarial. Todo lo que represente ahorrar costes en la gestión del agua es algo que aplauden los consejos de administración de estas multinacionales. Por eso, ahorrarse tener que ir a dar el servicio de lectura de contadores supone un gran beneficio en ese sentido.
En esa carta, firmada por el presidente de ASA, Pedro Rodríguez, conocido en las redes sociales como «el señor negocio» por sus comentarios a favor de las multinacionales privadas del agua, se instaba al Gobierno andaluz que le diese su «conformidad» y que, además, se comprometiese a no llevar a cabo en el futuro «cualquier acción legal o administrativa» contra ellos por esta medida. Una salvaguarda que pedían probablemente pensando en las reclamaciones posteriores de usuarios por los cobros indebidos.
Pedro Rodríguez, presidente de ASA, conocido como ‘el señor negocio’.
Todo pintaba magníficamente. Pero la mala suerte (por decirlo de algún modo) hizo que esa carta llegase a manos de un periodista (Ricardo Gamaza) que la publicó en un medio de comunicación. La carta, que debía quedar en el máximo secreto entre «el señor negocio» y el director general de la Junta de Andalucía, se hacía pública. Algo bastante grave porque esa carta no estaba consensuada con los socios (muchos de ellos empresas públicas) de ASA, que ni siquiera habían sido informados de esta jugada en favor de las privadas. Era lo peor que le podía pasar al «señor negocio» y sus promotores privados. El titular que revelaba las oscuras intenciones de ASA daba, además de información, al traste con esta operación mercantil.
A ASA le tocaba ahora plegar velas ente la tempestad mediática (más de 20.000 lecturas en un día y centenares de reprimendas en las redes sociales). Lo hizo mandando una carta a la presidencia del periódico en el que el osado periodista insistió en hacer periodismo tumbando una operación millonaria a golpe de titular. En la carta remitida al dueño del medio de comunicación contaba una nueva versión, inventada para salvar su imagen ante los socios públicos a los que no informó de la primera carta y que estaban indignados. En esa carta, a la que también ha tenido acceso Ecoperiodismo, ASA afirma que «en determinados casos las empresas dedicadas a la lectura de contadores –y no las entidades suministradoras– han pedido suspender la actividad de lectura de contadores al completo». Traduzcamos: Las multinacionales privadas no quieren ir a leer contadores porque eso supone un gasto empresarial.
La nueva carta de ASA aclaraba que «si bien el servicio de abastecimiento ha sido declarado esencial, no lo es la actividad de lectura de contadores, al estar prevista por la normativa autonómica la posibilidad de la estimación». ¿Es posible que una pequeña empresa dedicada a la lectura de contadores prefiera no trabajar y así dejar de facturar a la suministradora? Por supuesto que no. Salvo en una única circunstancia: que la empresa que hace las lecturas de contadores pertenezca al grupo empresarial de la suministradora y en la economía de escala es más rentable eliminar ese gasto. Eso es lo que en realidad subyace en la nueva explicación de ASA.
La patronal del agua en lugar de contactar con el periodista (existe un email de la jefa de prensa de ASA de hace pocos días en el que el periodista le da el número telefónico y su email a esta responsable de ASA, con lo que podría haber contactado directamente con el autor), lo ha hecho con el presidente y dueño del medio de comunicación con una clara intención: amedrentar al periodista del que piden su cabeza profesional por «tergiversar de manera grave» una carta a la que nunca debió tener acceso.
ASA también asegura en su carta al presidente del medio de comunicación sevillano que el reportaje ha causado un «perjuicio profesional» a sus socios. Algo que en efecto demuestra que se trataba de una operación con beneficio profesional y no, como querían hacer ver, un beneficio para los usuarios del agua.
Pillados.
Puedes ver la entrevista que Ecoperiodismo le ha hecho al ‘Señor Negocio’ aquí.